domingo, 15 de mayo de 2016

Libro fronterizo: 'Picnic en Hanging Rock' de Joan Lindsay


Por Tesa Vigal

En la frontera de la crónica, la exploración y el hechizo. La atmósfera resultante fascina tanto como su versión llevada al cine por Peter Weir. Y es tan misteriosa como la propia montaña australiana del título, uno de esos lugares que se revelan especiales, ambiguos, poderosos, por los efectos impredecibles sobre las personas que pasan, o se pierden, por allí.

Como les sucede a las cuatro alumnas de un internado de señoritas, en la Australia de 1900. Dos reaparecen poco después, aunque sin recordar nada ni poder explicar nada. A las otras dos se suma una de las profesoras de la excursión, quizás al ponerse a buscar a las adolescentes, cuando se dieron cuenta de su ausencia a la hora de volver al colegio. Aunque, por otra parte, los relojes que llevaban profesoras y cochero se habían parado al llegar a la montaña, hecho frecuente en la gente que se pierde en extrañas circunstancias, en determinados lugares (por cierto, también en España hay sitios con igual fama y parecidas leyendas, por ejemplo La Mussara, o el Barranco de Badajoz entre otros...). 

Película de Peter Weir

Publicado en 1967, incluye una curiosa nota de la autora que sugiere su propia perplejidad ante la historia. En la nota indica que el lector tendrá que decidir si es una historia real o ficticia. Y es que, en efecto, tiene la peculiaridad de que muchos la siguen tomando como verdadera, aunque no puede probarse, lo que me sugiere el poder de las leyendas surgido de cierta verdad que encierran, aunque haya sido modificada, o enriquecida, a lo largo del tiempo. 

Esa es la actitud con la que se narra la historia, un intento sobrio de explorar lo inexplicable a través de los hechos, la visión de cada persona involucrada, o como testigo de los demás personajes. Todos desbordados por la sombra alargada de lo extraordinario, por misterioso, en la vida de cada uno y del propio colegio. 

Hanging Rock en Australia

Hay lugares que atrapan, como dicen los indios. También podría haber lugares que contienen puertas dimensionales, de las que habla ahora la física cuántica, y antes muchos pueblos llamados primitivos. También se puede tratar de explicar como muertes por caídas en simas, o lugares no encontrados, pero a mí me interesa la insistencia de las leyendas en torno a ciertos lugares. Concretos. En la narración se hace hincapié en el efecto global que tuvo el caso de la desaparición, afectando también a personajes secundarios, directos o indirectos y es uno de los detalles que marcan su honda sensibilidad. Y no sólo a personas, sino a todo lo demás, como en el siguiente párrafo, a mitad del libro, no al principio como lo colocarían otros autores convencionales:

Película Peter Weir


"El picnic perturbó el normal desarrollo de sus vidas, en algunos casos de un modo violento. Y lo mismo sucedió con innumerables criaturas de presencia mucho más insignificante. Arañas, ratones, escarabajos... También ellos se escabulleron, se ocultaron o salieron corriendo aterrorizados, de manera parecida pero a una escala más pequeña. La trama comenzó a urdirse en el colegio Appleyard en el mismo instante en que los primeros rayos de luz del día de San Valentín cayeron sobre las dalias, y las alumnas se levantaron para ver lo espléndida que era la mañana... Y luego siguió extendiéndose, abriéndose en un profundo e intenso abanico..." . 

Creo que esa es la actitud de todo libro o película que cala hondo, al corresponderse con la intención exploradora sobre la propia vida, o de los otros, aplicada a circunstancias, hechos, incluso etapas. Una mirada...
Esta es la cita de Allan Poe que abre el libro: "¿Es todo lo que vemos o parecemos algo más que un sueño dentro de un sueño?"