domingo, 28 de febrero de 2016

'Las efímeras' de Pilar Adón


Por Tesa Vigal

¿Por qué ese título? No siempre me surge esta pregunta. Con este libro, sí. Quizás porque apunta a su corazón, como diría un blues. Y es que, para mí, lo más turbador de la naturaleza es también lo que me fascina de ella: la fugacidad personal junto a la poderosa permanencia de todo lo demás. Y todo envuelto en el movimiento perpetuo, misteriosamente inalcanzable. Sin embargo, somos las personas efímeras, vulnerables, las que contemplamos, sentimos, tememos a bosques, ríos, montañas agrestes de las que formamos parte, incluso inconscientemente, como una de sus más contradictorias manifestaciones. De ahí se deriva el deseo de los versos de Nathaniel Hawthorne, que se citan en la novela: 

"Quiero mi sitio, mi propio sitio, 
mi verdadero sitio en el mundo,
mi verdadero ámbito,
aquello con lo que la Naturaleza pretende que cumpla...
y que he estado buscando en vano durante toda mi vida"

Pilar Adón (para mí uno de los más fascinantes escritores actuales) plasma el poder inquietante, sobrecogedor de la naturaleza, incluyendo a sus criaturas, con una atmósfera poética que desborda, arrastra, empapa como la lluvia imparable, apuntando al centro siempre hondo, sin concesiones. En esta historia son los frágiles habitantes de un lugar apartado. Entre ellos dos hermanas de ambigua, desesperada, triste relación. Una pretende rebelarse, absurdamente, contra el poder amenazante de la vida imparable, en una actitud de patética dominación. Cuanto más trata de controlar más vulnerable se vuelve. 

También es inútil la supuesta actitud sumisa de su hermana, porque la sumisión supone resignación y ésta es lo contrario a la aceptación. La primera cierra puertas, la segunda las abre porque está dispuesta. Y me pregunto si la actitud más armónica con el misterioso poder de la naturaleza no consistirá en una aceptación humilde, que sabe pero actúa aunque no sirva de nada, desenvolviendo con naturalidad nuestra vida con sus límites y capacidades, eso que está en nosotros, sin haberlo pedido ni buscado, que exige ser vivido sin intenciones. Leyendo esta turbadora novela recordé una frase del I Ching, el libro chino de las mutaciones. La busqué, la tenía subrayada: "La naturaleza carece de intenciones, por eso en ella todo es tan grande".      

1 comentario:

  1. No puedo estar más de acuerdo contigo en que Pilar Adón es de las escritoras actuales más fascinantes. Y este libro es sin duda una muestra muy valida de esa fascinación que provoca, tanto por su escritura como por todos los temas que aborda (y cómo lo hace). La frase de I Ching, guauu... me la llevo, es muy buenísima ;)

    Un abrazo

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