miércoles, 3 de diciembre de 2014

El libro de arena, de Borges


Por Tesa Vigal

"La función liberadora del arte reside en su singular capacidad de soñar a pesar del mundo, de estructurar mundos de modo diferente. El gran escritor es anarquista y arquitecto al mismo tiempo. Sus sueños socavan y vuelven a construir el paisaje chapucero y provisional de la realidad"
(George Steiner)   

 

Un libro perdido entre miles de libros de una biblioteca, de alguna ciudad, escondido en el mejor sitio posible. Una hoja entre las hojas de un bosque en otoño.

¿Qué es lo fantástico? El miedo y la fascinación ante lo imposible y lo desconocido. Y ahí radica su misterio y la impronta de lo auténtico, porque no se puede tener miedo de algo en lo que no se cree. Y si se cree y produce emociones (es decir, realidades) significa que su origen también es cierto. Luego lo imposible que da miedo es auténtico, como todo lo que se vive -se siente-. De ahí la realidad de los sueños, vivencias en otra dimensión, a veces incluso más intensas que lo vivido en la llamada vigilia. Ese temor se concreta en este libro de relatos en lo ilusorio del tiempo y el espacio, que puede por ello producir encuentros adimensionales con uno mismo en otro momento temporal, como en el primer relato: "El otro". 

Por sus páginas circulan historias de alguien que pretende formar un Congreso del Mundo en una cafetería de Buenos Aires. Una casa comprada, vaciada y habitada por un extraño ser que derriba paredes y construye singulares rampas y una larga mesa con dos huecos a cada extremo. Y un final de ojos abiertos al pesar más la curiosidad que el temor. Manuscritos inacabados hablando de sectas que proclaman la inocencia de todo lo existente... Historias que podrían ser contadas por cualquiera, porque lo importante es la historia misma y no su narrador.


Un repaso del misterio que se cierne sobre las aguas de la vida en pequeños cuadros, inacabados premeditadamente, pues inacabado está siempre el mundo que no deja de bullir siempre apuntando a la inexistencia de un capítulo final.

Un milenario futuro donde los políticos han desaparecido igual que la imprenta y el dinero. Un futuro delicado y equívoco. Hombres motivados por la vanidad de la imparcialidad, o por la búsqueda de una palabra mágica. Alguien que anhela el tiempo sin tiempo, rozando la eternidad, de cualquier animal. Recluirse hasta una fecha auto impuesta para matar y morir en ella, sin que nada ni nadie influya en su decisión. Un disco metálico de un solo lado, invisible por tanto cuando se enseña en la mano...

Pero el resumen de todos los relatos está contenido en uno de ellos: "El espejo y la máscara". La historia de un rey que encarga un poema y el poeta que lo escribe. Tres poemas, o mejor dicho tres versiones, tres niveles del mismo poema, de los cuales sólo el último merece plenamente ese nombre. El primer nivel es la creación mental: una crónica periodística de los hechos que quiere relatarse con viejo y conocido estilo impersonal. El segundo nivel es la creación emotiva: expresión del corazón que da vida a todos los sentimientos.
El tercer nivel es la creación desde el alma, la creación en sí misma, cuando se invoca y se ocupa el lugar divino. Ante este último poema se reacciona con temor y reverencia y su efecto es catártico y decisivo. Después de oír ese tercer poema, quintaesencia de una sola línea, ni el rey que lo escucha ni el poeta que lo expresa podrán ya seguir con su vida anterior y su camino dará un vuelco trascendental ante la presencia viva del misterio de la creación, de lo extraordinario encarnado. Como se dice en otro de los relatos ("Utopía de un hombre cansado") los hechos "... son meros puntos de partida para la invención y el razonamiento".

Y  el infinito "Libro de arena", sin principio ni fin como el espacio y el tiempo. Y si el espacio y el tiempo son infinitos "estamos en cualquier punto del tiempo".
Por ejemplo: página de la izquierda numerada 17, página de la derecha numerada 75.432, por ejemplo. Porque no existe en él ni primera ni última hoja y cuando se buscan siempre surgen nuevas páginas de las portadas. El libro en el que cada hoja es única, nunca se repite y jamás se la puede volver a ver. Como la vida. Como los ríos. Un libro perdido entre miles de libros de una biblioteca, de alguna ciudad, escondido en el mejor sitio posible. Una hoja entre las hojas de un bosque en otoño. ¿Te suena?


No hay comentarios:

Publicar un comentario